La máquina de escribir fue tan revolucionaria en la década de 1900 como lo es la computadora en la actualidad. Ambas máquinas transformaron el entorno de la oficina. Sin embargo, cuando consideramos el uso de energía, la diferencia obvia es que la segunda revolución de la información se logró a costos mucho más altos en términos de energía. Entonces, tal vez deberíamos echar un buen vistazo al equipo de oficina predigital y descubrir qué podemos aprender de él.
Durante los últimos diez años más o menos, la máquina de escribir ha experimentado un notable resurgimiento entre artistas y escritores, una tendencia que se documentó recientemente en The Typewriter Revolution: A Typist Companion for the 21st Century (2015). Al igual que el papel, la máquina de escribir tiene muchos beneficios únicos. Obviamente, una máquina de escribir manual no requiere electricidad para funcionar. Si fue construida antes de la década de 1960, está hecha para durar más que una vida humana. Una máquina de escribir no se vuelve obsoleta porque su sistema operativo ya no sea compatible, y puede repararse con relativa facilidad utilizando herramientas comunes. Si comparamos la energía utilizada con una medida simple de rendimiento, la máquina de escribir obtiene una mejor puntuación que la computadora.
También hay ventajas prácticas. Una máquina de escribir siempre está lista para usarse de inmediato. No necesita protección contra virus ni actualizaciones de software. No puede ser hackeada ni espiada. Finalmente, y esto es lo que explica su éxito entre escritores y poetas: es una máquina de un solo propósito, libre de distracciones, que obliga a su usuario a concentrarse en la escritura. No hay correos electrónicos, alertas de noticias, mensajes de chat, motores de búsqueda ni tiendas en línea.
Para los trabajadores de oficina, y en particular para los trabajadores del conocimiento, una máquina de escribir podría ser tan útil como para un poeta. Las computadoras pueden haber aumentado la productividad laboral, pero hoy en día están "conectadas al mayor motor de distracción jamás inventado": internet. Los estudios indican que las actividades en la web están entre las principales distracciones que alejan a los trabajadores de oficina del trabajo productivo. Muchas aplicaciones en línea están especialmente diseñadas para ser adictivas.
Una máquina de escribir también obliga a las personas a escribir de manera diferente, combatiendo la distracción dentro del propio proceso de escritura. No hay una tecla de borrado, ni una función de copiar y pegar. Con la computadora, la edición "se convirtió en parte de la escritura desde el principio, haciendo que el escritor estuviera constantemente ansioso por lo que acaba de suceder". Por otro lado, la máquina de escribir obliga al escritor a pensar cuidadosamente las oraciones antes de plasmarlas en papel y a seguir avanzando en lugar de reescribir lo que ya se había escrito.
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