Obviamente, el telégrafo (década de 1840) y el teléfono (década de 1870) también tuvieron un enorme impacto en el trabajo de oficina. La máquina de escribir, más allá de su uso en oficinas comerciales y gubernamentales, también se convirtió en una máquina esencial en las oficinas telegráficas. Inicialmente, el telegrafista escuchaba el sonido Morse y escribía los mensajes recibidos directamente en lenguaje claro con una máquina de escribir. A principios del siglo XX, se diseñó una máquina de escribir especial, el "teletipo" o "teleimpresor", para transmitir y recibir mensajes telegráficos sin necesidad de un operador capacitado en el código Morse.
Cuando un telegrafista escribía un mensaje, el teletipo enviaba impulsos eléctricos a otro teletipo en el otro extremo de la línea, que escribía el mismo mensaje automáticamente. A partir de la década de 1920, los teletipos se volvieron comunes en las oficinas de empresas, organizaciones gubernamentales, bancos y asociaciones de prensa. Se utilizaban para intercambiar datos a través de redes privadas entre diferentes departamentos de una organización, un trabajo que antes realizaban los mensajeros.
A partir de la década de 1930, se establecieron centrales de conmutación a través de las cuales un suscriptor podía comunicarse por teletipo con cualquier otro suscriptor del servicio, similar a la red telefónica pero con el propósito de enviar mensajes basados en texto. Esto se convirtió en la red mundial de télex, ahora en gran parte demolida. El télex permitía la transmisión instantánea y sincrónica de mensajes escritos, como el chat o el correo electrónico actual a través de Internet, o como el intercambio de mensajes de texto a través de la red de telefonía móvil (los teletipos podían usar la infraestructura telegráfica inalámbrica). El télex también se usaba para transmitir noticias y otra información, que se recibía en teletipos de solo impresión.
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