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Primeras sorpresas de la ARPANET (1969-1970)

Los primeros días de la Arpanet - antes de su presentación "en sociedad" - estuvieron signados por grandes promesas, funcionalidad modesta, y sorpresas.

La principal aplicación que - se imaginaba - debía lograr la ARPANET era permitir compartir los recursos informáticos, y esto también se entendía como compartir la potencia de cómputo de manera distribuida en toda la red.

Sin embargo, las nuevas funcionalidades de red se vieron limitadas fundamentalmente por la carencia de protocolos huésped-a-huesped (cimientos sobre los cuales se construyen las aplicaciones y características de cómputo de alto nivel). De hecho, la única aplicación real consistía en una versión primitiva de RLOGIN, o sea, el acceso remoto en otra computadora distante. A pesar de que resultaba interactivo, este acceso remoto no podía calificarse como un logro mayor.

En la medida que los usuarios y programas comenzaron a desplegar múltiples recursos (concurrentes, ya fuesen otros programas o simplemente ciclos de computadora), la visión del cómputo distribuido continuó siendo simplemente una quimera.

Y a pesar de todo, las pimeras sorpresas demostraron probar la valía de la red de datos.

Tráfico intra-IMP

La primer sorpresa fue que los usuarios conmutaban sus conexiones de terminal hacia las computadoras locales conectadas al IMP (los disposivos paquetizadores que cumplían el rol de enrutador, de tamaño de una heladera). En lugar de tener que recablear la terminal en un gran panel de conectores como había sido la práctica anterior, en ARPANET ahora esto podía lograse simplemente tecleando un comando al IMP.

Esto llevó a los administradores de ARPA a determinar que la mayoría del tráfico de terminal no se decantaba a la subred, sino que permanecía dentro de los IMPs huéspedes (o sea, la gran mayoría del tráfico era intra-IMP). El poder cambiar rápidamente la conexión de terminal entre las computadoras LOCALES era enormemente beneficiosa para quienes necesitaban acceder a múltiples computadoras situadas en su propio centro de cómputo, y terminó reflejando una necesidad que - una década más tarde - impulsaría el desarrollo de las redes de área local Ethernet LAN y su interconexión.

La segunda sopresa fue que los usuarios de la red no se veían frustrados de manera alguna por la ya mencionada escasez de funcionalidades de la ARPANET, puesto que esto era lo que siempre habían querido. Roberts lo recuerda:

Lo que en un principio esperé que sucediera, que el tráfico fuese de mainframe a mainframe; con transferencia de software, usar software en forma remota, que las máquinas interactuaran - mejor dicho, que la gente estuviese en su propia máquina haciendo algo y pudisen necesitar otra máquina para sumar ciclos de computadora, o algo así. Pero resultó que la mayoría de la gente sólo usaba la red para conectar su terminal individual a otra máquina, o sea, como una terminal de acceso a un mainframe remoto. El concepto de cómputo distribuido era por entonces un concepto futuro en muchos aspectos, y en el corto plazo la necesidad radicó en mejorar la comunicación entre los sistemas, para que la gente pudiese hacer cómputo remoto.

La necesidad de proveer este acceso somero de terminal a la ARPANET fue lo que motivó la inovación para un segundo tipo de IMP simplificado: el Procesador de Interfaz de Terminal, o TIP. La ventaja de los TIPs radicaba en que podían efectuar la conexión directa de las terminales a la red, sin tener que conectarlas a los puertos de terminal de un mainframe para hacerlo. Ya que los puertos de comunicación para mainframes solían ser limitados - en cantidad y por su elevado costo - recurrir a los IMPs para conectar un terminal a un enlace de red se volvía un desperdicio. Una vez que los TIPs estuvieron disponibles, estos permitieron que las premisas sin mainframes pudiesen acceder a la ARPANET.

BBN recibió un contrato para desarrollar los TIP a mediados de lo 1970, y entregó las primeras unidades en agosto de 1971. Kahn recuerda:

Los TIP fueron un gran avance, porque hasta entonces habíamos tenido los IMP, y la pregunta que nos empezaron a hacer era "¿cómo podemmos conectarle las terminales?". En realidad, lo que hacíamos por entonces (lo de utilizar mainframes para conectar las terminales) fue un error forzado por la economía de situación. Los primeros IMPs tenían 16K de memoria, pero más adelante pudismos ponerle hasta 32K de memoria a la máquina. De modo que utilizamos los 16K inferiores para la función del IMP y los 16K restantes para suplir a los TIP. El primer TIP era un IMP en cuyo frente habíamos dispuesto un multiplexor que te permitía recibir los flujos de datos de un montón de terminales y multiplexarlas en memoria. El TIP era básicamente eso. Era un montón de software escrito dentro de los 16K de memoria sobrantes de otra máquina remota, junto a este multiplexor al que por entonces llamamos "conotrolador multi-línea", diseñado al paso por Severo Ornstein. El TIP permitía conectar hasta 63 terminales a la red. Una vez que estuvieron los TIPs, la ARPANET despegó.
Tienes un email

La mayor sopresa de todas, sin embargo, estuvo dada por el correo electrónico o e-mail. Si bien Roberts había creído que el correo electrónico podría ser una aplicación de red importante, indudablemente jamás lo consideró demasiado, puesto que no lo incluyó en ninguna de las especificaciones originales de ARPANET que redactó. La mayoría de sus desarrolladores admite que resultaron completamente sorprendidos por la aceptación inmediata de este medio de comunicación primordial. Kahn recuerda:

El patrón de uso realmente dominante casi en su totalidad era el tráfico de correo electrónico. Se realizó mucha experimentación primitiva: mover gráficos de ida y de vuelta... pero en términos de la cantidad de acciones que hacía la gente en general, nos encontramos que la actividad de correo electrónico superaba con creces a las demás aplicaciones de red, incluso considerando que muchas otras actividades transmiten más bits.

En sus comienzos, el correo electrónico consistía simplemente en un mensaje de persona a persona, pero en la medida que aumentó su uso, se incrementó la presión para incorporarle innovaciones y funcionalidades adicionales que permitiesen un despliegue mayor. Roberts programó una de las primeras mejores: "era un hack de TECO que permitía al usuario seleccionar qué mensaje leer en lugar de verse obligado a leer todos los mensajes únicamente en el orden en que los había recibido". ("TECO", el Editor y Corrector de Texto, era un lenguaje de edición computarizado primigenio, y "hack" refiere a un truco de programación innovador, tal vez un programa improvisado y sin soporte, y se lo utiliza en un sentido de respeto por logro técnico).

Dan Lynch - quien más tarde cobró relevancia - sostiene que Ray Tomlinson y Dan Murphy (ambos de BBN y autores del sistema operativo TENEX), fueron quienes escribieron el programa de correo electrónico original.

Tomlinson y Murphy crearon el correo electrónico porque tenían una minicomputadora DEC PDP-10 para ellos mismos, la que utilizabas en el desarrollo del sistema operativo TENEX. Ellos tenían esta máquina, una máquina GRANDE, ¿comprende? para dos colaboradores. Y trabajaban en turnos en la máquina. Lo que quiero decir es que trabajaban doce horas: doce horas de trabajo, doce de descaso, a veces se superponían - físicamente - pero la mayoría de las veces estaban solos ante el mainframe. Tan pronto como tuvieron listo un sistema de archivaje que les permitió operar TENEX al unísono, comenzaron a dejarse notas el uno al otro en algún lugar en del sistema de disco... se decían cosas como "Hice esto. Aquello ahora funciona". Notitas de ida y de vuelta para mantener un registro de su trabajo colaborativo. Cuando llegaron al punto donde tuvieron que conectar la PDP-10 con TENEX a la ARPANET, exclamaron "bueno, hagamos que esto pueda transmitirse de una máquina a otra". Fueron ellos quienes dieron ese salto, porque eran ellos mismos quienes escribían el código de la red ARPANET también.

El correo electrónico representó una forma nueva de interacción y de comunicación: resultaba convienente - capaz de ser dejado por el remitente y recogido por el receptor según sus tiempos - ya que no se necesitaba responderlo inmediatamente. Por demás, su redacción podía pensarse más seriamente.

Desde el comienzo, el correo electrónico fue un modo informal de comunicación. Nadie se preocupaba demasiado sobre el tipo de estructura.}, y los envíos eran tersas y al punto, pues importaba más ser directo.

De este modo, si bien la Arpanet no representó incialmente un nuevo paradigma de cómputo distribuido según lo había envisionado Roberts, incluso así hizo posible una comunidad digital de cientistas del cómputo. Con el tiempo permitió a otros usuarios y -más notablemente- demostró de manera práctica que la conmutación de paquetes funcionaba.

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