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Nota sobre la red Fidonet en la Argentina publicada en la Revista Viva del diario Clarín, c. mediados 1994.

LOS CIBERCHICOS

Los jóvenes que se comunican a través de una red de computadoras.

En el país ya suman 2.000 los chicos que utilizan la computadora para comunicarse. Son miembros de una red gratuita y con códigos propios. La mayoría tiene entre 15 y 25 años. Buscan a través de esta vía hacer amigos, intercambiar información y charlar con gente que tenga sus mismos intereses.

Texto: Patricia Rojas

Fotos: Gustavo Gilabert

FOTO. Federico "Pilo" Firpo. Tiene 22 años y vive en San Telmo. Su categoría en la red es HUB. Es programador y le encanta la literatura.
FOTOS. Fernando Bertuccelli. Tiene el cargo más importante de la red Fidonet en la Argentino. Fue reelegido por voto electrónico. Su identificación es RC 90. Tiene 23 años, vive en Lanús con sus padres y es técnico electrónico. En su casa se realizan los asados que convocan a los integrantes de la red que quieren conocerse personalmente.
Federico Novick. Tiene 21 años. Ocupa el escalón más bajo de la red, es POINT. Vive en el Barrio Norte. Está escribiendo un libro sobre las relaciones que generan las redes.
Nicolás Kuzwinski. Tiene 24 años y ganó una medalla de oro en las Olimpiadas Informáticas del '91. Su categoría en la red es HUB. Vive en Villa Crespo, es empleado y estudia sistemas en la UBA.
FOTOS. Alejandro Alvarez. Es el mayor. Tiene 36 años. Su cargo es NC. Es el coordinador de la Capital. Es divorciado, tiene 4 hijos y es el encargado de informatizar a la Corte Suprema de Justicia.
Rodolfo Bordenave. Tiene 26 años y nueve computadoras instaladas en su casa de Vicente López. Su categoría es la de HUB.
FOTO. Valeria Gómez. Tiene 23 años y vive en Almagro. Su categoría es NODO. Trabaja con su padre en la recuperación de textos informáticos perdidos. Está de novia y estudia sistemas.
FOTO. Carolina Sábato. Tiene 22 años. Estudia arquitectura. Su categoría de la red es POINT. Vive en Caballito con su familia. Trabaja en el estudio de arquitectura de su papá. Como son pocas las mujeres que participan de la red, se siente una privilegiada: la última vez que pidió ayuda recibió 355 mensajes de respuesta.

Preguntas y Respuestas

¿QUE ES UNA RED? Un conjunto de computadoras conectadas entre sí.
¿QUE ES LA FIDONET? Es una red gratuita, internacional, que tiene cerca de 40 mil miembros en todo el mundo. Divide el planeta en seis zonas. Una es Latinoamérica, llamada ZC4. Dentro de esa zona hay diez regiones. La Argentina es la décima región.
¿CUANTO CUESTA? Hay que tener una computadora PC y un módem. La red obliga a sus usuarios a tener las computadoras prendidas entre las 5 y las 6 de la mañana para que circulen los mensajes.
¿COMO FUNCIONA? Tiene jerarquías que controla la circulación de los mensajes. La mas imnportante a nivel local es la RC. Un RC como Fernando Bertuccelli hace cuatro llamados por día y recibe 50 llamados diarios. Gasta 50 pesos en teléfono por bimestre.
¿CUANTOS SON? En la Argentina suman 2.000 y sólo en la Capital 1.000, que se conectan con todo el mundo.

Glosario

CHATEAR Charlar con otra persona a través de la computadora.
CIBERESPACIO Mundo virtual que se origina por el entrecruzamiento de redes informáticas.
CORREO ELECTRÓNICO Es como un correo normal, pero a través de la computadora. Allí se intercambian mensajes dos o más personas.
VIRTUAL Que no es real. Es algo que aparenta ser una cosa, pero que en realidad no es más que una simulación.
MÓDEM Aparato para conectar computadoras por teléfono.
PASSWORD Es una clave personal como la que se usa en los cajeros automáticos. Es la identificación en la red.


En un rincón de la habitación hay una cama sin tender, una biblioteca repleta de libros, latas vacías de té frío sabor a durazno, fotocopias de una novela que falta terminar y de otra terminada, y unos cuantos disquetes que, a su vez, también están repletos de palabras. Sobre un escritorio hay dos computadoras, con sus respectivos monitores, conectadas a un módem, un aparato que se inserta a la computadora para que esta se comunique con otras a través del teléfono. Ellas lo han desplazado casi todo. Por entre sus cables enredados sólo queda espacio para el humo denso de unos cigarrillos importados.

El dueño de este "minibunker" intransitable e irrespirable - no tiene ventanas y el muchacho fuma entre dos y tres atados diarios - se llama Federico "Pilo" Firpo. Tiene 22 años, el pelo lacio y rubio que le toca la cintura y las manos que teclean mas de quince horas diarias algunas de sus dos computadoras. O las dos a la vez. Pero es una anécdota que pase gran parte de su vida encerrado en ese pequeño cuarto. Pilo es un chico cibernético: habita el ciberespacio. ¿Qué es esto? El escritor William Gibson lo inventó hace once años en su novela "Neuromante". El ciberespacio sería algo así como el mundo virtual que se origina por el entrecruzamiento de redes informáticas. Tal vez la internet y su definición como una red de redes, por la que en este momento se comunican mas de 30 millones de personas que viven en 170 países diferentes, sea un buen ejemplo. Pero no es el único. En nuestro país existen incontables redes informáticas y personas que - aunque muchos no tengan mas de veintipico de años - hace rato habitan este "nuevo mundo". Pilo es uno de ellos. Pero no es el único.

Los padres de Pilo, Valeria, Rodolfo y Federico alguna vez se preguntaron preocupados en qué andarían sus hijos. No les cerraba que en la escuela secundaria la cosa no anduviese sobre ruedas. Valeria no era una excelente alumna. Rodolfo se aburría en clase, Federico se llevaba física y química a diciembre todos los años y Pilo rendía de a ocho materias en marzo. Sin embargo, todos delante de una computadora, las manejaban como nadie.

El ciberespacio les proponía sus propias reglas de juego. Y todos ofrecían mayor libertad que las de la vida real. Frente a las patotas de la esquina, la Policía que exige documentos después de las 22 horas, el grito agudo de una profesora o el precipicio que puede separarar a los que solo escuchan a los Auténticos Decadentes de quienes militan en las huestes de los Ratones Paranoicos, en la red había una solidaridad espontánea hacia aquellos que necesitaban ayuda técnica; personas que querían conocer a otras e intercambiar pasiones e información sobre fútbol, filosofía o la donación de órganos.

A ese nuevo mundo, el ciberespacio, solo es posible ingresar a través de una red. Pero ¿qué es exactamente una red? En principio, es un conjunto de computadoras conectadas entre sí. Hay redes comerciales que a cambio de otorgar información y de oficiar como correo electrónico exigen un pago. En cambio, la red a la que está conectada la computadora de Pilo y que le permite comunicarse con otras 40 mil personas en todo el mundo, es gratis. Para ser parte de ella hace falta:

Ser parte de la red tiene sus privilegios. Y obligaciones. Para que todos puedan comunicarse hay una jerarquía establecida, rígida y totalmente jerárquica. Cada "habitante" de la red pertenece a un nivel específico y tiene una función determinada. "El objetivo es que se establezca una cadena de responsabilidades de llamadas para lograr que todos los miembros nos mantengamos continuamente comunicados con la menor cantidad de llamadas posibles", explica Fernando Bertuccelli, un barbudo de 23 años que vive con sus padres en Lanús y ha sido reelegido por segunda vez y voto electrónico, como coordinador de toda la red en la Argentina. Su nombre es ahora "RG 90".

Sentada sobre el acolchado rosado de su cama, Carolina Sábato mira hacia el gran ventanal que separa su cuarto del Colegio de la Santa Unión, en Caballito. Carolina admira la construcción: estudia arquitectura. Hace muy poco que entró a la red y está en el polo opuesto a Fernando, el barbudo: pertenece a la menor categoría de la red. Carolina es "point". La diferencia entre un simple point y un usuario - que no pertenece a la red pero puede consultarla - consiste en que ambos pueden acceder a la información de la base de datos y al correo electrónico, pero a diferencia de Carolina que lo hace "off-line" (es decir, fuera de línea) y sin gastar mas que el puso de una llamada, el usuario debe estar "on-line" (en línea) todo el tiempo que tarde en leer sus mensajes, o la información que le interesan. Y los pulsos corren. Carolina es la única ciberchica entrevistada que tiene una sóla línea de teléfono. El resto, cansado de lidiar con sus progenitores cada vez que se les venían al humo agitando la factura telefónica, hicieron lo imposible por comprar, aunque sea en cuotas, otra línea.

Nicolás Kuzminski la consiguió hace poco. Vive con su familia en un moderno departamento en Villa Crespo. Tiene 24 años y hace cuatro que ganó una Medalla de Oro en las Olimpíadas Informáticas que se jugaron en la Capital de Bielorrusia. Para semejante competencia, Nicolás se alistó en las computadoras que tenía en el colegio. Recién pudo tener una propia el día que Amalia Fortabat se la regaló, a modo de beca para que terminara sus estudios. Nicolai - como le dicen sus ciberamigos - siente un real compromiso frente a la red. "Acá la información viaja a la velocidad de la luz. Y por sobre todas las cosas, es de todos", apunta el chico que apoya sus zapatos gastados sobre el escritorio. Por la ventana entra apenas un poco de viento con el que se hamacan los dos pósters gigantes de Los Redonditos de Ricota que cuelgan de las paredes. hay una mezcla de rebeldía, adolescente militante y responsable en lo que dice. El tema de socializar la información parece ser el primer paso transgresor para una generación sospechada de inocente e individualista.

El que habla ahora es Pilo. "Tal vez a nuestra generación le cuesta ayudar sin saber a quién. No en vano se descubrió que tu chocolate que iba a las Malvinas terminó en un kiosco. Pero si hay alguien que necesite algo, y vos lo sabés, se lo brindás, ¿porqué no?". El chico fue un férreo militante de los derechos humanos durante su etapa del colegio secundario. Hoy reconoce que toda esa energía quedó frustrada cuando empezó a descreer de la política una vez que salió del colegio. "Me quedé sin canal, todo eso que hacía porque sí, porque lo sentía, se quedó sin aire". Con la red encontré el canal perdido". Es entre consultas que van y vienen, y muy poca tecnología, que muchos arman su propio "canal", o sistema de servicios. El de Pilo se llama "Macondo BBS" y está orientado, obviamente, a la literatura.

Los ciberchicos tienen ansias de aprender. Cada paso - virtual, claro - que dan, es una puerta del ciberespacio que se les abre. "Hay 120 áreas, de las cuales muchas son técnicas. Allí, los comentarios que una persona le hace a otra ya son material de estudio para mí, porque me aclaran una duda o porque a raíz que les pregunto lo que no entendí, y siempre hay alguien que te lo aclara. También existen áreas más informales y exclusivamente sociales: se usan para conocer gente o entrar en contacto con alguien que tiene gustos similares a los tuyos". Nicolás no les resta mérito; además de que a través de ellas conoció a su ex novia, cree que son el gérmen de un futuro lenguaje universal.

* ¿En qué momento la red deja de ser maravillosa y se convierte en peligrosa?

- Las redes transmiten información y opinión a gente de todas las edades. Si alguien empieza a mandar mensajes pro-nazis, por ejemplo, podría ser un desastre. Hay chicos muy chicos que incorporan todo lo que leen acá. Por eso algunas áreas tienen moderadores que controlan que la "ciberconvivencia" sea lo más armónica posible.

Las áreas sociales son como los bares de onda. En vez de ir a bailar o tomar algo en un bar, la mayor parte de los ciberchicos prefieren encontrarse en "Diosas", el lugar indicado para hacer amigos. Otros enfilan hacia "Trastienda" o "Levantes". "Gaucho" fue la primera área social de la red, hace tres años. Ahora es un bar viejo pasado de moda. ¿Qué se hace en estas "áreas"? Dejar y recibir mensajes. Y fundamentalmente, "chatear". ¿Qué es "chatear"?. "Tendrías que verlo", dice Nicolás. Y entonces enciende la pantalla.

Son las dos de la tarde. En el área "Diosas" hay dos personas "chateando"- En la pantalla de Nicolás aparece todo, como si lo escribiera un fantasma. Es similar a una charla telefónica, solo que es imposible verle la cara a quien pregunta, "¿Qué tal, cómo estás?". Tampoco se puede saber si está sentado, acostado o fastidiado. Y hay que contestar rápido y cortito.

En el ciberespacio las relaciones humanas se modifican. Las personas se vuelven invisibles y pierden la voz. Sentados frente a la pantalla, sólo se conserva un nombre de pila, tal vez un seudónimo, y una dirección electrónica. En la red Fidonet no se pueden usar nombres falsos, pero nada impide que una chica le haga creer a un chico que es una mujer infartante y el chico que es el tipo más seguro de la Tierra, aunque en la vida real sea tartamudo. No hace falta reírse o enfurecerse para hacer entender, basta con escribir al final de la frase uno o varios "emoticones", los símbolos gráficos que expresan distintos estados de ánimo.

A Pilo no le hace falta ducharse, afeitarse ni perfumarse para conquistar chicas. A sus dos últimas novias las conoció a través de la red. Una de ellas vivía en La Plata. Se veía solo los fines de semana, aunque no se perdían pisadas. Sentados a sesenta kilómetros de distancia se comunicaban a través de la computadora todos los días. "Chateábanmos hasta cuatro veces por día" precisa Pilo. El contacto existía. Pero era un encuentro virtual. Había entonces que imaginar al otro. Esperar con avidez una respuesta o medir las palabras hasta volverlas amorosamente exactas. Lo cual, confiesa Pilo, hacía que le temblara el pulso y le latieran desde el corazón hasta las pupilas, dilatadas de estar atentas sólo a lo que ocurría adentro del aparato.

Pilo, Valeria, Rodolfo, Nicolás, Carolina, Fernando y Federico pertenecen a la misma red y se han "Cruzado" mas de una vez en el espacio virtual. Sin embargo, no todos se conocen las caras. Por eso, cada tanto se organizan asados y fiestas. Porque si bien son expertos en navegar por el ciberespacio, no quieren perderse nada de lo que corre en la Tierra.

INFOGRAFÍA

LA FIDONET

Esta red informática funciona con una jerarquía determinada. Nadie cobra por su trabajo, pero todos pagan sus llamadas telefónicas.

Actualmente el mayor intercambio de información es local. En el país hay más de 2.000 miembros.

Para que el mensaje llegue a su destino intervienen varias personas.

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