Faltan quizás algunas días, horas o tal vez minutos para que llegué Jazmín a este mundo: estamos en ese momento en que puede aparecer cuando ella quiera. Tener hijos es algo que en algún momento de mi vida he pensado, no es que haya venido de sopetón. Era un deseo que siempre tuve, aunque decir “siempre” puede resultar un poco confuso. Era un deseo, y eso es lo importante. Ya falta muy poco para que eso suceda. Y escribo esto un poco para ir poniendo algunos pensamientos en orden, para compartir lo que pienso, para que mis amig@s y conocid@s del cyberespacio también sepan por lo que estamos pasando. También lo escribo porque me ayuda a ordenar mis ideas, lo que siento, lo que pienso, lo que deseo.
Mis viejos me trajeron cuando en Argentina se encontraba en la espiral hiperinflacionaria del 89. Jazmín nacerá cuando probablemente se suceda una devaluación y antes de las elecciones (con una posible pero ansiada derrota del mileismo). La ansiedad es total, aunque no se presente tanto en mi. Todavía me cuesta visualizar la situación aunque sea tan cercana. Supongo que es un privilegio de los padres, que no mantienen en sus vientres a una criatura que a estas alturas el útero le debe quedar como un monoambiente porteño de pocos metros cuadrados. Pero de todas maneras, estoy ansiando muchísimo la llegada de esta criatura, esta primera hija. No veo la hora de estar con ella y de tener la licencia, que, dicho sea de paso, en este país son tan solo 2 días: mi empleador me ha dado 7 y me tomo 2 semanas de vacaciones. Es tan injusto tener tan poco tiempo para recibir a una hija. Más injusto resulta para la madre, en un mundo ideal, no deberían trabajar durante la gestación ni durante los primeros seis meses, al menos.
Me adelanto un poco y pienso más en el futuro, sobretodo, el futuro cercano en esta provincia. Misiones tiene un atraso cultural enorme, y en términos de género, ni hablar. Cómo será criar una niña, no lo sé. Me crie entre varones. Cómo será criar una niña en Misiones. Tampoco lo sé, pero sí sé que será difícil. Este maravilloso país es tan grande y tan dispar la distribución cultural que genera realidades completamente distintas. La idiosincracia rioplatense es inexistente aquí con todo lo que eso implica. Todavía no pienso tanto en los pañales y las noches sin dormir, sino que mi ansiedad o mi planificación demente me hace pensar a futuro. ¿Un poco apurado, tal vez? Sí, seguro. Pero vivan en una zona completamente machista como Misiones y hablamos.
En fin. Es probable que esta niña tenga fecha de nacimiento la semana próxima. Me alegra saber que nacerá en una casa propia, que ya tiene su cuarto, que tiene un patio, que podrá tener espacio donde desarrollarse, que vive en un barrio con todos los servicios básicos. En Argentina, eso es un lujo y un privilegio. Ni hablar que posee ya una prepaga médica relativamente buena. A veces no podemos dimensionar los privilegios que tenemos y hay que ponerlos en palabras para recordarlos. Quizás no pueda comprarme ropa seguido, ni tener un gran laburo, ni estar haciendo tantisimas cosas como hacía cuando vivía en baires. Pero tengo mi espacio, tengo a mi pareja, tengo a mi hija, tenemos nuestra casa, nuestra refugio, refugio que está preparado ya para recibir a la nueva integrante de la familia :)